La administración del presidente Donald J. Trump ha dado un giro decisivo en su política hacia Cuba con la firma de un nuevo Memorando Presidencial de Seguridad Nacional, que refuerza las sanciones contra el régimen cubano y apunta directamente al sector militar, en especial al conglomerado empresarial GAESA, controlado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El analista y director del think tank Cuba Siglo 21, Juan Antonio Blanco, calificó el documento como una señal clara de que Cuba vuelve a ser una prioridad en la política exterior de Estados Unidos. En entrevista con Martí Noticias, destacó que este memorando no solo retoma las medidas del primer mandato de Trump, sino que las amplía significativamente.
“Los militares están en la mira exacta de estas medidas”, advirtió Blanco. “No solo se trata de las casas matrices de GAESA, sino también de sus filiales, empresas fachada y testaferros dentro y fuera de la isla. Esta ofensiva es general”.
Una prioridad en medio del caos mundial
Para Blanco, el hecho de que este memorando se haya emitido en un contexto internacional complejo —con guerras en Ucrania, Medio Oriente y tensiones con China— es revelador.
“Es realmente alentador ver que, en una agenda tan cargada, el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional se hayan puesto de acuerdo para sacar este memorando. Eso demuestra que Cuba está entre las prioridades de política exterior de esta administración”, afirmó.
El documento no es una simple orden ejecutiva aislada, sino una coordinación interinstitucional que involucra al Departamento de Justicia, Comercio, Tesoro, Seguridad Nacional e incluso al Pentágono.
“Se ha querido agrupar toda la temática cubana en un solo memorando. Es un manual de operación que llega hasta los jefes de Estado Mayor del Departamento de Defensa. Nunca había visto un memorando tan abarcador en relación con Cuba”, señaló Blanco.
Sanciones directas e indirectas contra GAESA
El nuevo memorando prohíbe toda transacción directa o indirecta con empresas controladas por el ejército cubano. Esto incluye tanto a GAESA como a sus empresas asociadas, que controlan desde hoteles hasta tiendas de alimentos, logística y telecomunicaciones.
“Esto va a afectar el turismo, la aviación, los viajes a Cuba. El paisaje general de negocios va a cambiar a partir de este memorando”, dijo Blanco.
También se esperan investigaciones contra empresas radicadas en el extranjero o incluso en Estados Unidos que operen como fachada para intereses militares.
“Veremos empresas que parecían independientes, incluso en lugares como Hialeah, y que ahora serán identificadas como conectadas con GAESA. Puede haber confiscaciones, cierres o sanciones si se comprueba que están actuando como testaferros del aparato militar”, explicó.
Empresas extranjeras bajo presión
Entre las más afectadas estarán las compañías extranjeras que mantienen relaciones comerciales con entidades controladas por el ejército cubano. Blanco anticipa repercusiones legales y migratorias.
“Podría haber negativas de visado, obstáculos para hacer negocios en Estados Unidos o incluso la exclusión de futuras licitaciones. Las agencias federales ya están evaluando las medidas concretas a implementar”, dijo Blanco.
Restricciones migratorias ampliadas
Otro aspecto clave del memorando es la ampliación de la categoría de personas inelegibles para recibir visas estadounidenses. Esto incluye no solo a funcionarios del Ministerio del Interior y de las Fuerzas Armadas, sino también a miembros del sistema judicial.
“Esto es un mensaje clarísimo al régimen: aquellos que participan en la represión no podrán beneficiarse de las libertades fuera de la isla”, señaló Blanco.
“Además, según la ley, la sanción se extiende al núcleo familiar. Es decir, si el jefe de un Comité de Defensa de la Revolución (CDR) es identificado, ni su esposa, ni sus hijos, ni sus padres podrían recibir remesas ni visas”.
¿Un mensaje de presión o una invitación al cambio?
Aunque el documento es tajante en sus sanciones, Blanco destaca que el lenguaje también sugiere una puerta abierta al cambio si el régimen cubano toma medidas en la dirección de una transición democrática.
“El memorando no usa la palabra ‘gobierno’ más que un par de veces. Habla del ‘régimen’, y lo que le está pidiendo coincide con los requisitos de la Ley Helms-Burton para un gobierno de transición: respeto a los derechos civiles, elecciones libres, fomento de la empresa privada”, explicó.
Según Blanco, esto podría interpretarse como una señal de que Estados Unidos estaría dispuesto a revisar las sanciones si La Habana muestra voluntad de reformarse.
“En la misma medida en que Estados Unidos está levantando el garrote, está poniendo una zanahoria. Es una política de presión, pero también de condicionamiento de conducta”, dijo.
Cuba vuelve al centro del tablero
Para Blanco, este memorando demuestra que Cuba no ha sido olvidada y que, incluso en un contexto global de alta tensión, Washington está dispuesto a actuar de forma coordinada para presionar al régimen.
“Lo que viene ahora son regulaciones, listas, sanciones e implementación práctica. Es solo el comienzo”, concluyó.
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